Frutas y verduras: ¿Por qué deberían ser la base de nuestra alimentación?

Frutas y verduras: ¿Por qué deberían ser la base de nuestra alimentación?

Las frutas y verduras deberían ser siempre la base de nuestra alimentación. Los componentes beneficiosos que nos aportan son múltiples y necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo: son ricas en vitaminas, minerales, fibra, agua y son bajas en calorías. Esto hace que se les atribuyan múltiples propiedades como antioxidantes, mejoran el tránsito intestinal y la microbiota intestinal, y han demostrado tener un impacto directo en la prevención de ciertas enfermedades como el sobrepeso y la obesidad, ciertos tipos de cáncer como el de colon, y problemas cardiovasculares, entre otros.

La cuestión más importante es cuántas veces al día y qué cantidad consumimos. ¿Realmente comemos suficiente?

Las pirámides nutricionales nos indican con qué frecuencia debemos comer los alimentos y las nuevas pirámides sitúan las frutas y verduras en la base de la misma, implicando que debemos consumirlas todos los días, y no solo una, sino tres piezas de fruta al día y dos de verduras y hortalizas, una de ellas cruda si es posible para garantizar el aporte correcto de ciertas vitaminas, es decir, entre los dos grupos, 5 al día.

Y la segunda parte, ¿en qué cantidad? Aquí entra en juego el plato saludable, que nos dice qué proporción de nuestro plato debe ser de verduras y/o hortalizas y nos encontramos que tanto en la comida como en la cena debemos consumir verduras y/o hortalizas y estas deben suponer aproximadamente la mitad de nuestro plato.

Repasando entonces: 5 piezas de fruta al día y la mitad del plato del almuerzo y de la cena compuesto por verduras/hortalizas. Parecen dos reglas muy simples, pero ¿cuántas personas lo logran cumplir?

Todas las frutas, verduras y hortalizas son una fuente perfecta de vitaminas, minerales y fibra principalmente. Una combinación de las mismas nos aporta diferentes vitaminas y minerales, por ejemplo, las de color amarillo, naranja o rojo nos aportan beta-carotenos que son precursores de la vitamina A, las de hoja verde son ricas en ácido fólico, los cítricos, fresas y kiwis destacan por su contenido en vitamina C y también contienen fitoquímicos naturales como por ejemplo el brócoli de la familia de las crucíferas, que contiene glucosinolatos que destacan por sus propiedades anticancerígenas entre muchas otras.

Y siempre serán mejores si son de temporada. En cada época del año, se cultivan y crecen diferentes variedades de frutas y hortalizas adaptadas al clima, a la temperatura y respetando su tiempo de cultivo. Esto hace que sean ricas en todos los nutrientes (vitaminas, minerales y fibra) que necesitamos en función de cada época del año, ya que se recogen en su momento óptimo de maduración. Por ejemplo, la sandía, que pertenece a la familia de las cucurbitáceas, es rica en agua ideal para los meses de verano. Además, tienen mejor sabor y conservan todos sus aromas característicos, lo que favorece su consumo. Además, apostamos de esta manera por la sostenibilidad del sistema alimentario, de las variedades propias de nuestra zona (que nos aportan los mismos nutrientes que muchos de los alimentos de los que se habla hoy en día) y se promueve el consumo local.

Siempre mejor frutas y verduras de temporada, locales y de Km0, para nuestra salud y para la de todos.

Rosa Llul Vila, Farmacéutica y Nutricionista

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